El pasado 26 de abril, contra todo pronóstico, lució el sol y el equipo de goLOLA nos calzamos las botas para salir a practicar el español caminando. Buen tiempo, precioso paisaje, qué mejor ambiente para practicar nuestro idioma.
Aunque nos costó porque había una carrera ciclista, conseguimos aparcar en Deià pueblo, y una vez liberados del coche, nos encaminamos hacia la Cala de Deià. Siempre es un placer ver esta hermosa cala, en verano o en invierno tiene un encanto especial. Encima de la cala hay un caminito a la derecha que sube por entre las rocas y que nos lleva directamente a nuestro destino, Llucalcari por unos preciosos acantilados y siempre con la vista puesta en el mar. El recorrido es precioso, entre pinos y vegetación, con las rocas, el mar imponente por un lado, las montañas por el otro y la costa de la Tramuntana por delante. Simplemente espectacular.
Antes de llegar a la cala de Llucalcari, cuyo verdadero nombre es Es Canyaret, hay posibles bajadas hacia el mar, y sitios donde quedarse más o menos cómodamente. Si continuamos será fácil ver como se llega a la parte de arriba de la cala, justo después de dejar una casa entre los pinos, a nuestra derecha. Desde arriba observamos que la cala es de piedras grandes, pequeña y hermosa, con dos enormes rocas en el mar. Ya podemos bajar a la cala por su derecha o por su izquierda, entre las rocas y con mucho cuidado.
En la pared que baja a la cala hay una fuente de agua dulce. Justo ahí mismo encontraremos fango de varios colores, rojo, verde y amarillo, con el que es posible embadurnarse el cuerpo en verano o la cara solamente si es invierno. Esta arcilla es beneficiosa para nuestra piel y la dejaremos un mínimo de 10 minutos hasta que se seque bien.
La vuelta se realiza por el mismo camino pero al llevar el mar al otro lado, las vistas parecen diferentes y se disfruta exactamente igual. Un placer para los sentidos.
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